Jordi Álvarez Caules / Wilson Quintero/ Bilbao / Abril 2008
Tenemos una relación fluida y permanente con casi todas las asociaciones de inmigrantes, especialmente con las de rumanos y ecuatorianos.
Creemos que los dos principales aspectos para la integración son el idioma y un trabajo digno. El colectivo mayoritario en Bilbao es sudamericano y no tiene el problema del idioma, pero sí el laboral. Es necesario dedicar más atención a la formación del trabajador inmigrante, evitar que caigan en la marginalidad o en las mafias que existen en nuestra ciudad.
Tenemos que facilitar que el inmigrante aprenda un idioma con el que pueda comunicarse con el resto de bilbaínos, vascos y españoles, y por suerte o por desgracia, el castellano es el idioma mayoritario y necesario para integrarse. Que aprendan euskera es positivo pero no imprescindible. De hecho muchos son los inmigrantes que consideran el euskera una discriminación para acceder a un empleo, una discriminación que también sufrimos la mayoría de bilbaínos y proponemos que el idioma no sea un fin sino un medio para la integración.
Positivo, sin duda. La inmigración no es un problema sino algo beneficioso para la sociedad. Los ciudadanos extranjeros que vienen a trabajar -que son la inmensa mayoría- están repercutiendo en el aumento de la natalidad, y consiguiendo hacer crecer nuestra economía. Por lo tanto es algo recíproco, el emigrar a España es bueno para las personas inmigrantes y bueno para España.
En absoluto. Desde el PP se quiere una inmigración ordenada y no desordenada que ha ocasionado dramas humanos como los de las pateras. Queremos que la gente venga a conseguir un trabajo y unos medios de vida dignos y proponemos que los inmigrantes vengan en las condiciones que emigraron los españoles en los años 70 y 80, con contrato de trabajo y papeles.
Es cierto que en España se ha ido invirtiendo la situación de forma progresiva. Hemos pasado de ser un país de emigrantes, a ser un país receptor de trabajadores extranjeros. En su inicio el número de extranjeros era minoritario, y sí que es verdad que se hizo una regularización, pero después de muchos años sin que se hiciera absolutamente nada en ese sentido, ni por parte de Suárez ni de Felipe González, ni de ningún otro. Pero el efecto llamada que hubo con el gobierno socialista no lo hubo con el del PP. Y esto ha sido muy perjudicial para muchos inmigrantes que han intentado entrar a España de cualquier manera y que han perecido en el intento, o han caído en manos de mafias.
Entiendo que no es el miedo al diferente, ni al inmigrante, lo que denuncia el PP son los resultados de una mala gestión en las políticas de inmigración por parte del gobierno socialista. Lo que genera que algo que puede ser beneficioso para la sociedad pueda convertirse en algo negativo si no se toman las medidas adecuadas, negativo para los españoles y también negativo para los propios inmigrantes.
La inmigración, no vamos a negarlo, también repercute en los servicios de educación y sanidad. Y justamente por no tener en cuenta la inmigración, por no ordenar esta situación, lo que está sucediendo es que en algunos lugares se estén desbordando los servicios. Pero es que estos desbordes se dan con la inmigración interna, por ejemplo en Castro-Urdiales donde están desbordados los servicios sanitarios, educativos y de abastecimiento.
Creo que hay que poner algún tipo de requisito al inmigrante para que obtenga al derecho al voto. También opino que depende de un criterio de reciprocidad con otros países, si en estos países el español emigrado tiene derecho a voto, habría que facilitárselo a sus nacionales aquí. Por ahora yo no conozco ningún país del mundo en que una persona inmigrante que no tenga la nacionalidad tenga derecho al voto.
Sí muchos. De hecho tenemos afiliados cubanos, polacos, colombianos, argentinos y rumanos.
Potenciando la integración laboral y social, mediante el idioma, y la enseñanza de las costumbres españolas, y potenciando la sensibilización de la sociedad, viendo la inmigración como un elemento positivo.
Creo que se abre una nueva etapa, no sólo para Euskadi, sino para toda España, en la que nos encontramos con una sociedad multicultural y multirracial, enriquecida con las costumbres y culturas de otros países, sin perder las propias, en la que la tolerancia sea un principio básico en nuestra sociedad. Una Euskadi de oportunidades para los inmigrantes, que colaboran en sacar adelante y hacer avanzar nuestra sociedad, nuestra economía y nuestra cultura y costumbres.