Nuevo Euskadi

“El Gobierno prefiere que los rumanos trabajemos ilegalmente”

Aurel Toma, presidente de Cárpatos, Asociación de Rumanos de Euskadi

JORDI ÁLVAREZ CAULES / Bilbao / Febrero 2008

Aurel Toma (Tirgoviste , Rumania 1968) es el presidente de la asociación Cárpatos, un colectivo que trabaja por la integración de los rumanos en Euskadi desde comienzos de 2006. Como tantos otros de sus paisanos que residen en España sufre la contradicción de ser Europeo pero no poder trabajar como tal. Pueden transitar libremente por todo el territorio, e incluso pueden votar en las elecciones municipales si están empadronados, pero no pueden optar al trabajo en las mismas condiciones que un comunitario. Necesitan de un permiso de trabajo que solo les es tramitado una vez que acrediten una residencia en el país, y que un empresario les haya ofrecido una oferta de empleo. Una vez conseguida esta oferta han de esperar ocho días a que la administración les de el permiso de trabajo. Si no fuera así, y Aurel fuera un ciudadano comunitario más, sólo tendría que firmar el contrato de trabajo con el empresario, sin esperar a que este le hiciera una oferta, y sin esperar el trámite legal de ocho días para poder comenzar a trabajar. Todo esto es consecuencia de la moratoria diseñada por el gobierno central, que dificulta a los rumanos el libre acceso como europeos al mercado laboral español hasta el 31 de Diciembre de 2008.
Falsa propaganda y mafias

Para Aurel esta moratoria está generando una situación muy complicada, en la que los rumanos son atraidos en su país por una publicidad engañosa, tanto del estado rumano como de las empresas privadas, para encontrarse con un mercado laboral que no es tan bondadoso como les prometían. A esto se suma la acción de las mafias que les estafan al tramitar la oferta de empleo. Aurel denuncia que “muchos se endeudan para venir aquí, para encontrarse con que aún no han sido seleccionados para el trabajo y que tienen que pasar otra prueba más en España”. La mayoría no están lo suficientemente cualificados para el trabajo prometido desde Rumanía, por lo que han hecho un viaje y un gasto en valde. Aurel afirma que “tras las pruebas que realizan las empresas españolas, los que consiguen finalmente ser contratados tienen un permiso de 160 días para trabajar, y si quieren renovarlo han de volver a su país, o esperar en España a que les ofrezcan otra oferta de empleo”. Si por el contrario la empresa les rechaza, muchos optan por trabajar ilegalmente en cualquier otra cosa hasta que algún empresario les tramite una oferta, ya que la gran mayoría no poseen siquiera el dinero necesario para el viaje de vuelta. El problema aquí, exlica Aurel, es que los empresarios no tramitan tan fácilmente una oferta de trabajo a un ciudadano rumano, y muchos son los que prefieren contratarles ilegalmente. Todo esto está llevando al colectivo rumano a situaciones limite, como la que se vió en Septiembre de este año: un ciudadano rumano se prendía fuego frente a la subdelegación de Gobierno de Castellón. Este hombre había inmigrado a España, con su mujer y sus dos hijos, con la promesa de un trabajo y un piso en alquiler. Finalmente, la oferta era una estafa, y la familia tuvo que ganarse la vida recogiendo chatarra y vendiendo refrescos por la calle. Quince días después de prenderse fuego, moría en la unidad de quedamos del Hospital La Fe de Valencia.“La cosa está mal y no hay duda que va a ir a peor” sintetiza Aurel, aunque critica la actitud de este hombre que se inmoló, “a mi también me han ofrecido traerme a mi familia, pero sé que por el momento están mejor en Rumanía.”

Una economía sumergida

Las razones de esta inmigración son económicas, en España se obtienen mejores sueldos que en Rumanía, (de hecho en este momento los empresarios rumanos, en sus propios países, están contratando trabajadores orientales, por lo que también los trabajadores rumanos tienen que competir con el trabajador inmigrante), e incluso, según Nilu Scrofran, miembro de la Asociación de Empresarios Rumanos de Castellón, “si los rumanos consiguen regularizarse, cobrando el paro ganan más que trabajando en su país”. Aurel coincide con su presidente, Traian Basescu, que hace pocas semanas realizaba una visita de estado a España, en que “todo este flujo inmigratorio sin la opción de poder trabajar como europeos de plenos derechos va a generar una economía sumergida”. E insiste en que “el gobierno central no se da cuenta que con esta moratoria a los que primero fastidia es a los suyos, porque fomenta un mercado laboral negro, y por tanto la bajada de salarios”. Por otro lado, Aurel incide, en que los rumanos que trabajan ilegalmente no aportan dinero a la seguridad social, y denuncia, que, de esta forma, no tienen pleno derecho a la salud como el que tiene un contribuyente. “El gobierno prefiere que trabajemos ilegalmente” concluye.

Más rumanos que bilbainos
Desde que Rumanía entrara a formar parte de la UE a principios de 2007, el número de rumanos residentes en España se ha duplicado, sobrepasando ya el medio millón de personas. La población rumana en España tiene ya mayor peso demográfico que ciudades como Bilbao, Murcia o las Palmas, convirtiéndose así en el mayor colectivo extranjero del país. En 2006 los rumanos afincados en Euskadi ascendían a los 6265, representando un 7% de la población extranjera y sólo superados por Colombianos y Bolivianos. En 2007, según datos del Observatorio Vasco de inmigración del mes de Agosto, la población rumana de Euskadi ha ascendido a 9553 personas, llegando a representar ya un 9% de la población inmigrante.