Wilson Quintero/ Bilbao / Febrero 2008
Algunos de nosotros somos estudiantes de historia de la Universidad de Antioquia y en algunos cursos de historia de nuestro departamento conocimos la influencia de los vascos en Antioquia. De hecho, cuando nuestra capital era Santa Fe de Antioquia, el primer gobernador fue un vasco, Miguel de Aguinaga, que a su vez fue quien erigió la ciudad de Medellín como villa. Hoy en el centro de la ciudad tenemos una calle y un edificio público con el mismo nombre. Esas son algunas referencias pero hay más y por eso creemos que era necesario dar este paso como se ha dado en Bogotá con la Eusko Etexea de allá.
Su llegada es ya antigua: en primera instancia vienen en calidad de marineros, capitanes o militares; durante la administración colonial vienen a participar de los cargos públicos, vinculados a las clientelas respaldadas por los virreyes vasco-navarros: Eslava, Guirior, Mendiueta y Ezpeleta; también vienen a desempeñar actividades comerciales, a través de la Compañía Gipuzcuana de Caracas o invitados por vascos ya afincados aquí; con la independencia se corta la inmigración casi hasta finales del siglo XIX, a partir de allí y durante la primera mitad del siglo siguiente, comienzan a venir pequeñas oleadas de inmigrantes vascos vinculados a compañías religiosas, de espectáculos o comerciales; también vienen escapando de conflictos políticos como las Guerras Carlistas y la Guerra Civil entre otras.
Cuando los vascos vinieron como extranjeros, es decir, luego de la independencia; se integraron totalmente a la sociedad colombiana: mi experiencia como investigador me permite hablar con propiedad de la región donde pertenezco, Antioquia. Aquí los vascos se sintieron como en casa, encontraron paisanos que otrora habían fundado familias en la montaña, por tanto un carácter e idiosincrasia símil a su pueblo; el paisaje también permite comparación, claro! guardando sus proporciones a la tan accidentada geografía antioqueña por sus montañas, ríos y selvas. De manera que los vascos no se sintieron extranjeros, en el resto del país habrá sucedido igual.
Estos parangones los he encontrado tanto en antioqueños, como en extranjeros y vascos; las cuales suponen que los vascos nos han traspasado su herencia a través de su presencia en la región. Por solo citar a los euskaldunes, tenemos en relación a los apellidos –muy comunes en la región antioqueña-, al jesuita Luís Gorostiza y a Francisco de Abrisqueta, este último se refirió así a la cuestión: “Se ha dicho con razón que los vascos dieron una importante a la riqueza antioqueña que puebla la cordillera central del país, en los departamentos de Antioquia y Caldas. Así lo demuestran los apellidos de tantas familias de la montaña.
En lo musical es interesante comparar el aire andino por excelencia en Colombia, el Bambuco, con el Zortziko vasco; también quiero citar al músico Luís Zulategui -uno de los grandes de esa generación de vascos que exilió la Guerra Civil-, que afirmó en una revista de música en Medellín: “Según Adien Planté, el propio Voltaire definió al pueblo vasco, ascendiente directo del antioqueño, diciendo: “Es un pueblo que, montado a caballo en el pirineo, pasa su vida cantando”. El pueblo antioqueño, cabalgando sobre los Andes, cruza la vida sin abandonar la lira. Como todos los montañeses de la tierra, domina el suelo bravío entre canciones, se extasia con las armonías y, como todos los pueblos montañeses, ha arrancado a las cortezas de los árboles su chirimía, el instrumento pastoril con que decir a los valles sus cuitas.” Por último y por aquello de ser breve, trasladaré la relación del paisaje citando al presbítero antioqueño José Gallego Osorio, que en su libro llamado País Vasco País Paisa, tituló a uno de sus capítulos “de las montañas de Euskadi a las montañas de Antioquia”, para indicar que los vascos encontraron un paisaje que les recordaba su remota Euskadi.
Muchos y en variados campos: aportaron desde el simple campesino que lo perdió todo, hasta el empresario y el profesional que vino a ejercer cargos importantes, pasando por el intelectual o el religioso que ayudó a integrar socio-económicamente el departamento cuando hacían presencia en zonas apartadas, realizando misas, procesiones, bautizos y matrimonios; ayudando en los proyectos educativos; fundando colegios, periódicos, revistas, asociaciones piadosas, filantrópicas y de asistencia social; introdujeron aficiones y practicas deportivas (la educación física, el fútbol, el balonmano, el básquetbol y la pelota vasca); en la arquitectura edificaron catedrales, edificios, casas, placas deportivas y escuelas, aportando en estilos y métodos de construcción; además ayudaron en infraestructura, ya que estuvieron dispuestos a gestionar la construcción de una carretera, la apertura de caminos, acueductos, la electricidad, un puente, etc.. Actualmente los vascos hacen presencia a través de Ongs que ayudan a los más pobres, contribuyen a alcanzar la paz, apoyan proyectos económicos y de desarrollo en la región.
Ahora estamos en el proceso de constitución legal y hemos hecho contacto con la Eusko Etexea de Bogotá y la red Eusko Sare, para contribuir con diversos proyectos en Colombia, además uno de los proyectos académicos en que hemos estado trabajando es en la recuperación de la memoria histórica en la prensa local de la incidencia empresarial, cultural, educativa y en otros ámbitos de los vascos y vascas en Antioquia. De todas formas, estaremos contribuyendo con todos los proyectos que se hagan aquí en nuestra tierra.