David Jiménez / Bilbao / Febrero 2008
En la entrevista realizada a su director, Asier Loroño, este nos relató su visita a Colombia, un país tradicionalmente muy ligado a la música de acordeón. Fueron invitados por la institución de la Catedral de la Sal de Zipaquirá, en el condado de Cundinamarca, muy cerca de Bogotá, con el motivo del inicio de su apertura internacional a eventos de todo tipo.
La Catedral de la Sal, excavada por los mineros hacia finales del siglo XVIII, está considerada una de las maravillas arquitectónicas del mundo. Fue una de las minas de sal más grandes del planeta, en la que las enormes cavernas dejadas por la extracción de mineral se han adecuado para la realización de las distintas salas, conectadas mediante un recorrido lleno de esculturas religiosas, en sal y mármol.
La sala principal es donde se celebran los cultos religiosos, y donde se dió uno de los conciertos, en el que acudieron mas de 5000 personas, incluido el lehendakari Juan José Ibarretxe, que se encontraba en el país participando en diversos encuentros vasco-colombianos de ámbito económico y social.
El concierto tuvo lugar el 1 de Octubre de 2005, y tuvo una gran acogida por parte del público. Asier quedó encantado con la experiencia, “la catedral es un monumento impresionante, con una acústica muy buena”. El ayuntamiento de esta localidad les hizo entrega del galardón “Huésped de Honor”.Anteriormente hicieron dos conciertos en la capital del país, el primero fue el 27 de septiembre de 2005 en el Club el Nogal, muy exclusivo, ante sus más de 2.200 socios, y el día 29 actuaron en el Salón de Actos del Club Militar de Bogotá. En los tres conciertos el publico les dedicó una gran ovación, tanto, que tuvieron que hacer varios bises.
En su viaje a Colombia interpretaron obras de autores vascos, como Guridi, Sorozabal, Alonso, Loroño, Arriaga, además de otros tan universales como Strauss, Verdi o Bizet, y obras de zarzuela.
Su estancia allí fue de corta duración, y no pudieron disfrutar mucho del país, pero se sintieron como en casa: “nos trataron a cuerpo de rey. Es cierto que fuimos con mucha seguridad, con escoltas etc, pero la gente allí es muy educada y de trato cercano, ya sea el frutero, el chofer de los autobuses públicos, el panadero, en la calle o dentro del ámbito en el que te muevas” recuerda Asier.
Quieren volver, pero sin el estrés de las actuaciones, para conocer y disfrutar de su gente y su cultura. Colombia está muy ligada a Euskadi, y muchas generaciones de vascos fueron a vivir allí, existiendo cientos de apellidos euskaldunes, y un temperamento muy similar al nuestro en muchas zonas, siendo parte del legado hermanado de nuestra tierra.
Allí consiguieron buenas amistades, con las que mantienen una buena comunicación gracias a las nuevas tecnologías, “ahora, estando aquí, en Euskadi, es cuando he comenzado a disfrutar de Colombia, ya que estamos muy en contacto con las buenas amistades que hemos hecho, que nos envían información de eventos culturales, y nos cuentan y explican acerca de las gentes y su cultura”.
La cultura, en este caso la música, una vez mas, no solo es nexo de unión entre los pueblos, sino que se convierte en un lenguaje universal que nos ayuda a entender nuestras diferencias, y a descubrir nuestros grandes parecidos.